De los errores se (des)aprenden

El fracaso no es fatal, todo lo contrario, es absolutamente maravilloso.

¿Qué tan cierta es esta frase en el ámbito de los negocios? Cuando emprender significa arriesgar capital, esfuerzo y tiempo por un sueño, errar es un miedo que muchas veces nos detiene en el camino del emprendimiento. Y es que, si solo mantenemos el pensamiento de que erraremos, poco disfrutaremos el proceso y poco aprenderemos del fracaso; en el peor de los casos sólo lograremos equivocarnos más pronto y en mayor medida. Cualquiera que se adentre en el mundo empresarial deberá estar preparado para equivocarse.

Para empezar, hay de errores a errores. Existen los errores logísticos, los cuales devienen de la mala asignación de actividades, la conformación de un equipo de trabajo no idóneo o un líder poco asertivo. Tales fueron los casos de Nokia y Blockbuster, empresas que quedaron en el olvido por la ineficiencia en el enfrentamiento de problemas y la poca adaptabilidad de sus CEOs. En cuanto a los errores financieros, éstos se suscitan en la mala gestión del capital de trabajo asignado en materiales, actividades, publicidad y costes de producción y proveedores. Este tipo de errores suceden mucho en la industria del cine y la música, tenemos como referencias a The Room de Tommy Wiseau, producción catalogada como “La mejor peor película de la historia”; y Music from The Elder de Kiss, disco con fuertes y negativas críticas del gremio musical y de la propia afición; para ambos casos hubo pérdidas ascendientes a millones de dólares.

Por su parte, los errores estadísticos emergen desde la planificación hasta la proyección de un proyecto, ya sea la selección de puntos de venta o una mala investigación de mercadeo, entre otras. Por dar algunos ejemplos están la New Coke de Coca Cola, en los 80´s la empresa cambió la receta de su producto para competir con Pepsi; o Dove, Nike y Burger King, empresas que han sido duramente criticadas por sus campañas publicitarias poco éticas. Por último, están los errores en la ejecución de una idea, cuando un invento fracasa irremediablemente lo dejamos en el olvido como ocurrió con el Teletrébol, un dispositivo que se conectaba a la televisión para interactuar con ella en los programas de concursos, invento que poco sentido tuvo frente a las llamadas telefónicas para la realización de los concursos.

Este tipo de error es el más invalorado tanto por los emprendedores como por los consumidores, ya que no les encontramos futuro a aquellos productos que no salieron cómo se pensaban. Sin embargo, es posible darle la vuelta al fracaso en sí y convertir un invento erróneo en una idea innovadora. Tales como el cereal de caja, el cual fue un descuido en la cocina: las hojuelas de trigo pasaron de estar tostadas a quemadas originando el crujiente cereal; el refresco de cola fue el fracaso de un jarabe para la digestión; y las notas adhesivas fueron el intento de hacer un pegamento ultra potente. Estos productos nacidos del error marcaron una pauta en la industria mercantil por su gran éxito.

Por consiguiente, ¿cómo podemos esquivar el error dentro de aquel mar de posibles equivocaciones? La problemática justamente es esa intencionada evasión al error. Tememos tanto a equivocarnos que lo primero que hacemos cuando erramos es disimular y hacer lo imposible para que nadie se dé cuenta de nuestros fallos. No obstante, hasta en los peores errores se puede encontrar un elemento que se puede rescatar para darle un nuevo punto de vista o de partida. No todo fracaso es inútil.

Una manera de darle la vuelta a un fracaso es apoyarse de un buen storytelling. Un gran fallo puede convertirse en un logro cuando se tiene una buena historia detrás de éste. Si se aprende a canalizar los puntos fuertes de la situación fallida es muy probable que se tenga una oportunidad de éxito, un ajuste de engranes. Sin embargo, es necesario también ser conscientes que la perfección sólo queda en los escenarios de la imaginación, forzar puertas sólo nos llevará a suponer soluciones demasiado complejas a nuestros errores. En fin, recordemos que los errores pueden convertirse en los primeros pasos para alcanzar el éxito como emprendedores.

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